jueves, 12 de febrero de 2009

China Underground...

A este personajillo ya hace tiempo que le parí con el lápiz. Se trata del SENSEI JU-LAY, un maestro del arte marcial más letal e incomprendida de la Historia: la homosexualidá. Me llamó la atención de lo que se cocía en algunos paises budistas del Sur y Este de Asia. Los jóvenes discípulos solían mantener "roces" con sus maduros maestros. Estamos hablando de 600 años despues de Cristo bendito..



En aquellos tiempos la gente estaba c
onvencida de que los hombres valientes y capaces de llevar actos heroicos debían amar a hombres, cuyo trato sexual tenía preferencia al de las mujeres. De esta forma, casi todos los maestros tenían un protegido o mancebo, al que consideraban merecedor de sus favores, llegando al extremo de formar una verdadera unión. Semejantes relaciones se mantenían solo con los mejores discípulos (debían ser muy buenos amantes), pero con el tiempo se extendieron a toda la "población"...

Y es que para un hombre es más fácil tener un amante de su mismo sexo. El doctor Gervais en su obra Un medico conoce China escribe:

Los placeres estos dan paz al alma y la tranquilidad de espíritu. No despreciaba para nada los encantos de los jóvenes actores chinos. Estas amistades le ofrecían grandes ventajas: podía salir en público con el objeto de sus desvelos, podía presentarlo a sus amigos, podía ir con él a su despacho, teatro o restaurante. Semejantes libertades no eran posibles con una mujer, ya fuera la legítima o una cualquiera. Desgraciadamente los efebos hacian pagar muy caros los servicios...


El señor
Yu, un viajero de la China (o algo parecido al Labordeta pero por Europa) se mostró muy sorprendido al enterarse de que los europeos procuraban ocultar semejantes actitudes y que, la mayoría de ellos no demostraban interés en conocer esta clase de placeres (sexo entre hombres). Complaciente, igual que todos los ciudadanos, el señor Yu encontró sumamente descortés criticar los puntos de vista europeos, a causa de que nos creía incapaces de comentar los suyos...

Y ya para rematar la faena, en un "frontispicio" de una casa de
Pekín puede leerse el siguiente reclamo tan curioso:

Admirar las bellas formas y los rayos de luna
aromas de bello efebo en el jardín del Edén
miles de placeres en el templo del placer.

Por este motivo no es de extrañar que durante la época imperial, la mayoría de las ciudades chinas tuvieran burdeles donde se obtenía el servicio de un variado numero de efebos...

... nunca hubiera sospechado que este venerable anciano fuera tan aficionado al placer que ofrece e
l ano...



3 comentarios:

  1. mamma mía David! Qué creatividad! Qué poesía!
    QUÉ LOCURA!!!!!!!

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  2. Que interesante aproximación a este tema sr.Alhambra. Me ha recordado mucho una tesis que leí hace unos meses del Sr.John Adison Symonds sobre las relaciones en la Antigua Grecia.
    En la Antigua Grecia no se concebía la orientación sexual como identificador social, cosa que sí se ha hecho en las sociedades occidentales en el último siglo. La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social. Existe poco material original sobre cómo consideraban las mujeres la actividad sexual.
    Principalmente, hay dos puntos de vista sobre la actividad sexual masculina en la antigua sociedad griega. Algunos eruditos, como Kenneth Dover y David Halperin, afirman que existía una marcada polarización entre compañeros "activos" y "pasivos", penetrador y penetrado, y esta polarización activo/pasivo estaría asociada con roles sociales dominantes y sumisos: el rol activo se asociaría con la masculinidad, con un estatus social alto y con la edad adulta, mientras que el papel pasivo se asociaría con la feminidad, con un estatus social bajo y con la juventud[5] . Según esta visión, cualquier actividad sexual en la que un hombre penetrara a alguien socialmente inferior se consideraba normal; se consideraba «socialmente inferior» a mujeres, hombres jóvenes, extranjeros, prostitutas y esclavos. Igualmente, ser penetrado, especialmente por alguien socialmente inferior, podía ser considerado vergonzoso.

    Otros estudiosos, sin embargo, argumentan que las relaciones entre hombres normalmente incluían a un hombre adulto y a uno joven: el hombre mayor tomaría el rol activo.
    También las describen como «cariñosas», «amorosas» y «afectivas» y argumentan que la tradición griega de las relaciones homosexuales era central «en la historia griega y la guerra, la política, el arte, la literatura y la educación, resumiendo, en el milagro griego».

    ...El Néstor de Homero no fue muy habilidoso capitaneando un ejército cuando ordenó que los griegos formasen por tribus (...), pues debía haber unido los amantes con sus amados. Porque los hombres de la misma tribu se valoran muy poco los unos a los otros cuando el peligro acecha; pero un grupo cimentado en la amistad basada en el amor nunca será separado pues, temiendo la afrenta, los amantes por los amados, y éstos por aquellos, así perseveran en los peligros los unos por los otros...
    PLUTARCO "Pamenes de Tebas"

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